“Enemigos públicos” (2009) /Filmada como un documental, con cámaras sobre hombro y una fotografía hiperrealista, la película busca recrear la historia de John Dillinger, un delincuente de guante blanco, que atracó bancos, se burló miles de veces de las autoridades en el oeste de Estados Unidos y vivió con todo el glamour que pudo en la Chicago de los años treinta.
La dirección está a cargo de Michael Mann (El último de los Mohicanos, Fuego contra Fuego y El informante), quién se propuso llevar a la pantalla grande el libro del escritor del New York Times Bryan Burrough, titulado “Public Enemies: America’s Greatest Crime Wave and the Birth of the FBI, 1933-34”. El reparto es, quizás, uno de los mejores que se puede formar en estos momentos: está protagonizada por el siempre versátil Johnny Depp, a quién secundan el talentoso Cristian Bale (Batman) y la sensual Marion Cotillard (La vie en rose).
Depp tendrá 46 años, como dice su biografía, pero lejos está su rostro de representar cuatro décadas y media. Eternamente joven, el actor supo representar a este ladrón de bancos de 31 años en forma puntillosa, pero sin caer en exageraciones. Depp habla con la mirada, los silencios y las pausas, sin caer en falsas pretensiones.
Sus compañeros no fueron menos: Bale se metió perfectamente en el rol de Melvin Purvis, un talentoso agente del FBI en carrera ascendente que deberá lidiar con un J. Edgar Hoover exigente. (Nota: el hombre encargado de representar al director de este organismo es Billy Crudup, el guitarrista de la banda de rock “Stillwater” de la hermosa “Casi Famosos”(2001). Si, está irreconocible).
Y qué se puede decir de Cotillard… (Bille Frechette) Si bien la insertaron en el rol “francesita sensual”, la actriz que hizo una representación histórica de Edith Piaf demostró que, siempre ha de poner su firma en los roles que le encargan. Preciosa, pero no abrumante; expresiva, pero sin mohines.
Se podría decir que Marion habla con los ojos gigantes que tiene, pero en la justa medida: jamás cae en el melodrama, y en este filme tiene suficientes motivos. La pobre se la pasa sufriendo.La película es un poco larga (dura 140 minutos), tienen tremendas escenas de acción (no olvidemos que es Mann el hombre de la dirección) y con el transcurso de las escenas uno se termina acostumbrando a la cámara en permanente movimiento, que a veces puede resultar un tanto confusa.
La escena, sin dudas, es la de Dillinger a la salida del cine, el buceo entre los distintos puntos de vista de los personajes, y la muerte, repentina, rotunda, sobre aquella calle de la Ciudad de los vientos. “Bye, Bye, blackbird”, le pide, moribundo, a su verdugo, que termina siendo el mensajero. Y al final, de telón, los ojos planetarios de Marion Cotillard.
Links.
El tema del filme, “Bye, bye blackbird”, a cargo del gran Miles Davis. http://www.youtube.com/watch?v=qzpSIJpq11c
El sitio oficial de la película. http://www.enemigospublicos.es/
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